La Biopolítica, el legado filosófico de FOUCAULT



Durante los años 60 y 70, intelectuales y teóricos comienzan a discutir sobre las libertades individuales, replanteándose así los limites e impactos del poder. En este clima de cambio cultural, un filosofo francés revoluciona los estudios sobre la sociedad. En su afán de desentrañar aquellos mecanismos que operan en la vida cotidiana instala nuevos encuadres de análisis que buscan redireccionar el debate. Para ello, comienza a estudiar en detalle el funcionamiento de viejas instituciones (hospitales, cárceles, manicomios, asilos de ancianos, etc.). De esta manera, Michael Foucault logra desarrollar nuevas estructuras que lo ayudan a redefinir los sistemas de poder instaurados y aceptados socialmente.     

El impacto de las "verdades" sobre la construcción de los sujetos modernos es una de las cuestiones principales que su filosofía intenta explorar. A su vez, la noción de sujeto es entendida y estudiada como efecto de las relaciones entre las diversas fuerzas sociales. En consecuencia, el poder se convierte en un concepto central que se manifiesta en toda su obra literaria.

Ahora bien, para Foucault existen relaciones de poder cuando los sujetos actúan, no solo sobre las acciones de otros, sino también sobre el campo mismo de sus posibles acciones. Por lo tanto, no se debe pensar al poder como algo estático, más bien es entendido como una entidad que fluye y transita a través y hacia los individuos. No piensa al poder como un lucha entre dominados y dominantes. De ahí que, dicho intelectual, comienza a establecer un estrecha relación entre el saber, el poder, el tejido social y los sistemas de poderes que definen los parámetros de verdad en el seno de las sociedades. 

Con el advenimiento del siglo XVII observamos la aparición de técnicas de poder que se concentraban en el castigo de cuerpo, haciendo especial hincapié  en el carácter individual de los sujetos. En cambio, en el siglo XVIII vemos aparecer algo nuevo, otra tecnología de poder, esta vez no coactiva, sino disciplinaria. Para Foucault toda tecnología política implica un despliegue de determinadas técnicas de intervención que persiguen el propósito de modificar la vida, tanto de individuos como de poblaciones.
De todas formas, el autor define, como uno de los principales fenómenos del siglo XIX, a la consideración de la vida por parte del poder y, a la aplicación de dicho poder sobre el hombre en cuanto ser viviente. Estas transformaciones significaron la modificación del derecho político. Donde el viejo criterio de soberanía -hacer morir y dejar vivir- no se encuentra substituido, sino atravesado y modificado por un derecho de regularización -el de hacer vivir y dejar morir-.

Podríamos decir que esta nueva técnica, que ahora llamaremos Biopoder, realiza un ejercicio no individualizador, sino más bien masificador, destinada ya no al hombre - cuerpo, sino al hombre - especie. De esta manera, la Biopolitica está estrechamente relacionada con la idea de población, introduce mecanismos que contienen una serie de funciones diferentes a los anteriores. Al mismo tiempo, el Biopoder es una forma aplicada de conocimientos, saberes y prácticas de intervenciones. Estas se encuentran dirigidas a cambiar la conducta de los individuos con el objetivo de tener un control de los mismos al interior de las sociedades. No actúa represivamente como el poder soberano, no intenta obstaculizar la vida de los ahora ciudadanos, todo lo contrario, busca administrar, ordenar y regular la misma. Como el propio filosofo afirma: "No se trata, en absoluto, de concentrarse a un cuerpo individual, como lo hace la disciplina. No se trata en modo alguno, por consiguiente, de actuar mediante mecanismos globales de tal manera que se obtengan estados globales de equilibrio y regularidad". Asimismo, es importante comprender que, tanto los mecanismos disciplinarios de poder como los mecanismos regularizadores se encuentran articulados uno sobre el otro.

Dentro de este nuevo contexto la función del Estado cobra un carácter de vital importancia, atribuyéndose un poder de corte pastoral, ordena los cuerpos a nivel individual controlando pequeños comportamientos/hábitos mediante la implementación de diversas instituciones disciplinarias. Los Estados modernos toman a la Biopolitica, se nutren de sus mecanismos y trabajan conjuntamente cooperando con esta. Luchan por cuidar la vida de los ciudadanos, al mismo tiempo que intentan solucionar los problemas en las poblaciones. Para lograrlo, se diseñan instituciones asistenciales que, como describe Foucault, ya existían desde antes. Sin embargo, ahora persiguen el ideal de aumentar la fuerza vital de las sociedades para que estas se reajusten al proceso productivo. Paralelamente, dichas instituciones creadas desde el ceno Estatal, en su afán de regular y administrar la vida de las poblaciones, limitan y controlan el proceso de subjetivación de los ciudadanos. Por consiguiente, la Biopolítica intenta producir sujetos dóciles y útiles, mejor adaptados a los modelos económicos y atados a los mandatos de la ley y la norma.

Precisamente, las tecnologías del Biopoder se enmarcan a partir de la noción de norma y ley que proliferan en las sociedades modernas. Dentro de sus límites, la norma actúa de una manera más funcional que la ley. Este fenómeno sucede debido a que la ley es indispensable pero dentro del poder soberano, ya que, su función principal es castigar y reprimir el cuerpo de aquel que la infringe. En cambio, la nombra es un mecanismo que corrige a la vez que regula la conducta. Controla no solamente a los individuos, sino también a la vida de las comunidades organizadas. En propias palabras de Foucault: "La norma es lo que puede aplicarse tanto a un cuerpo al que se quiere disciplinar como a una población a la que se pretende regularizar". En definitiva, la norma es un elemento aglutinador y necesario, su finalidad va a circundar con carácter pendular desde lo disciplinario a lo regularizador.

A partir del desarrollo de todas estas premisas, podemos pensar al Biopoder como un elemento cuya función principal es la de "enderezar" las conductas de los individuos. Es constante, modesto y minucioso, intenta objetivar el cuerpo y articularlo a ciertos dispositivos de poder que lo disciplinan. Para ello, se va a valer de tres instrumentos que ayudan a la disposición de la mecánica disciplinaria. Estos son: la vigilancia jerárquica (coacción a través del juego de la mirada, es más seguro y efectivo vigilar que castigar), la sanción normalizadora (sistema jurídico que trabaja aplicando premios y castigos, determinando así la posición de los individuos) y el examen (combina ambas técnicas y permite incorporar el saber con uno mismo).

Por otra parte, Foucault destaca el carácter multidimensional del poder, ya que confecciona múltiples relaciones que se hallan entrelazadas y enmarcadas por diferentes instituciones. Además, el filosofo francés demuestra, mediante sus análisis históricos, que las relaciones de poder están inscritas de manera diversa en el ámbito social, subrayando la característica relacional del poder. Bajo su devenir, el poder no aparece representado bajo el ropaje jurídico de la prohibición, debido a que no solo prohíbe, sino que también produce e induce conductas  que no se reducen a la simple inhibición de una acción.  



Autor: Lic. Adrian Arévalo
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