El presidencialismo esencialmente es una forma de gobierno, por lo tanto es una manera de organizar el poder político para gobernar a una determinada comunidad. Al mismo tiempo, se caracteriza por la primacía del principio de división de poderes y, el equilibrio y distribución de las diferentes competencias entre los diversos órganos constitucionales que coordinan el correcto funcionamiento del Estado-nación.
Según Karl Loewenstein (filosofo alemán), los sistemas presidenciales pueden ser clasificados en: puros, atenuados o endebles. En el primero, el Poder Ejecutivo se encuentra por encima de los otros órganos de gobierno. Por su parte, en los segundos el poder se ejerce dentro de un modelo de contrapesos. Por último, en el tercero, encontramos una reducción de la influencia política del Ejecutivo, ya sea por la incorporación de elementos parlamentarios o por la irrupción de un Ejecutivo colegiado.
Origen
Los regímenes democráticos se dividen principalmente en parlamentaristas o presidencialistas. Los primeros emergen en las monarquías, ganando para el Parlamento mayores competencias con el paso del tiempo y desplazando paulatinamente las atribuciones del monarca a la hora de gobernar. Por su parte, el presidencialismo aparece con las repúblicas modernas, reacias a la imagen simbólica que representaban los monarcas y los aristócratas.
El fundamento teórico del presidencialismo surge a partir de la desconfianza hacia el ejercicio fáctico del poder. De esta manera, se condujo a acentuar la idea de que éste debía encontrarse dividido de forma clara, organizada y contundente. El carácter pragmático del sistema nace en 1787 con la Constitución de los Estados Unidos, momento en la que se le dio forma al Congreso y se creó el cargo de Presidente. En dicha Constitución la idea de la división de poderes se consideró primordial, tanto para la forma en que se construiría el nuevo Estado como a los elementos que conformarían las características principales del gobierno. Además, es importante remarcar que el presidencialismo norteamericano sirvió como arquetipo a seguir para sus homólogos en el resto de Iberoamérica.
Por otra parte, en Latinoamérica actualmente el presidente tiene un rol fundamental, se ha convertido en el centro neurálgico del poder político. Es una pieza trascendental en el proceso de integración nacional, el consenso social, la orientación del Estado y las relaciones que se adopten en política exterior.Características
Como ya hemos mencionado, el sistema presidencialista se basa principalmente en la aplicación del principio de la división de poderes. En Estados Unidos todas estas cuestiones fueron posible gracias a los aportes teóricos de John Locke, en su "Segundo Tratado de Gobierno Civil", que propone dividir el poder del Estado en: Poder Legislativo, Poder Ejecutivo y Poder Federal. Su filosofía política intenta desterrar las luchas por el poder y el uso tiránico de mismo, para ello, propone exponer la autoridad real a la subordinación del poder civil.
El sistema estadounidense refleja a la perfección la aplicación de estos principios, los cuales se encuentran descritos en los tres primeros artículos de su Constitución. El Poder Ejecutivo es unipersonal y está representado en la figura del Presidente, quien se encarga de nombrar a todos los funcionarios que conformaran su gabinete. El Presidente, a su vez es controlado por el Senado en determinadas atribuciones (aprobación de algunos nombramientos y ratificación de tratados internacionales). Aun así, en todos los sistemas presidencialistas, el Ejecutivo demuestra características comunes: no solo se encarga de ejecutar la política pública, sino que también su legitimidad deviene de una manera directa por elección del cuerpo electoral. Tanto el Congreso como el Presidente asumen caracteres representativos mediante el sufragio, existiendo así un equilibrio político en la que se basa el sistema.
El control reciproco y equilibrado entre los diferentes órganos constitucionales tienen como objetivo evitar la preponderancia de cualquiera de ellos. Según Maurice Duvenger (politólogo francés), el sistema presidencial se basa exclusivamente en la separación de poderes, la elección del Presidente mediante el voto universal, el nombramiento y la remoción de los ministros por parte de la cabeza del Ejecutivo, y porque el Presidente no es políticamente responsable ante el Congreso. Ahora bien, Joseph LaPalombara (politólogo estadounidense), agrega algunas funciones mas, éstas son: el Presidente es el Jefe de Estado y Jefe de Gobierno, es independiente del Poder Legislativo, por lo tanto no depende de éste para su existencia. El Ejecutivo puede apelar directamente al pueblo a través de plebiscitos o referéndum. Si bien, los poderes Legislativos y Ejecutivos son independientes, el primero no está obligado a aprobar proyectos de ley que provengan del Ejecutivo, mientras que éste si puede vetar las leyes aprobadas por el Parlamento. En cambio, el Legislativo tiene la potestad constitucional de remover al presidente mediante un proceso jurídico complejo de impeachment o juicio político.
Llegados a este punto, es preciso describir el hecho de que si bien remarcamos principios generales, cuando analizamos la praxis política es muy difícil toparse con sistemas de manual. En definitiva, los presidencialismos fueron adoptando diversas modalidades dependiendo de su evolución política, historia particular y realidades socioculturales en la que se encuentran inmersos.
Autor: Lic. Adrian Arevalo
Mail Contacto: adrianarevalo333@gmail.com
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