¿Qué es el ABSOLUTISMO MONÁRQUICO?. Características políticas y económicas del régimen



La monarquía absoluta fue el sistema político característico de Europa Occidental en el siglo XVIII. En estos modelos de organización social, las facultades decisorias se encuentran concentradas y recaen sobre una única persona, el Rey, máximo responsable de los destinos de la nación. De esta manera, el poder político no está sujeto a ningún diseño institucional que limite su capacidad de acción. 

Características Políticas.
La noción fundamental para comprender el absolutismo, es la idea de nación. Los viejos señores feudales ya no lograban responder a las nuevas demandas, se necesitaba de un poder visible del cual dependan todos los asuntos del nuevo y naciente Estado. 
La totalidad del régimen se justifica a partir del origen y la concepción de poder. Éste emana de la voluntad de Dios, siendo el monarca la extensión de su representación en la tierra. Por consiguiente, existe un derecho divino que trasciende cualquier marco jurídico - normativo en sentido positivo. Así, la división de poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial), característica principal de las Repúblicas modernas, no hallan ninguna condición de posibilidad. Al mismo tiempo, dicho poder se reproduce y perdura mediante la condición de herencia. El titulo de monarca se pasaba de padres a hijos, sin considerar atribuciones individuales previas. De esta forma, se impide la participación política al resto del tejido social.
En definitiva, el monarca detentaba todos los poderes del Estado. Es más, el Estado era el monarca y toda la estructura debía someterse a las directrices de este último, dando riendas sueltas a lo que la historia conoce como Despotismo Ilustrado. Ahora bien, para el correcto funcionamiento sistémico se necesitó inexorablemente de una red de alianzas que sustenten el orden y la legitimidad. Dentro de este ámbito, el clero y la nobleza se presentaron cómo las herramientas operativas necesarias. Los primeros operaban ejerciendo una impresionante influencia ideológica, monopolizaron cada uno de los vestigios de la educación y el saber en pos de la Razón. Mientras que los segundos, se encargaron de profesionalizar el ejército y centralizar el poder para la corona. Ambos sectores gozaban de varios privilegios: no eran juzgados por tribunales comunes, las penas eran menores, no pagaban impuestos, eran financiados por el resto de las castas sociales, etc.
Además, se diseñó una compleja estructura burocrática con el objetivo de mantener la unidad administrativa de la nación. Aun así, podría decirse que existieron ciertas "delimitaciones" del poder real. El soberano se sometía a las leyes morales expedidas por la Iglesia y respetaba algunas cuestiones relacionadas al derecho natural, como la herencia, que formaba parte del entramado cultural de la época.

Características Económicas.
Las monarquías absolutas diseñaron su economía a partir de postulados teóricos Mercantilistas. Ésta doctrina económica surge con fuerza en el siglo XVI y perdura hasta la mitad del siglo XVIII. Para los mercantilistas, la riqueza de las naciones dependían de la acumulación de oro y plata dentro de sus arcas. La idea central se basaba en configurar una balanza comercial favorable (vender más de lo que se compra). Por lo tanto, estos principios tuvieron una influencia directa de la corriente metalistas.
En el mercantilismo, el Estado ejercía el monopolio del comercio exterior, se buscaba evitar la entrada de cualquier producto que compitiera con los nacionales, para ello, implementaron elevados impuestos arancelarios que impedían el sano intercambio voluntario entre países. La mayoría de los absolutismos monárquicos poseían colonias en el extranjero, estas fueron una pieza fundamental en el entramado productivo. Dotaban al poder político de los recursos necesarios para su desarrollo económico. Además, se le impedía a la periferia comerciar con el resto de naciones o colonias que estuvieran por afuera de la órbita de influencia, generando así un mercado que solo beneficiaba al poder central. Todas estas restricciones gestaron y fomentaron prácticas como el contrabando, que significaron la respuesta por parte de una sociedad que demandaba mayores espacios de libertad económica.
No solo se controlaba el comercio exterior, sino que también la actividad económica general. Básicamente, el Estado era quien planificaba las cantidades producidas, siempre persiguiendo un excedente que sirviera como base exportable. Algo nos debe quedar claro, el mercantilismo se desenvuelve en una etapa histórica previa a la Revolución Industrial, donde se evidencian los primeros síntomas de una transición que condujo al capitalismo en sentido clásico. 

A modo de resumen, el régimen político y económico orquestó una sociedad rígida y estamental. Por un lado encontramos a la realeza, el clero y la nobleza, que aglutinaron beneficios extraordinarios. En el otro extremo converge una amplia clase conformada por campesinos, asalariados urbanos, profesionales y burgueses, quienes eran los que verdaderamente trabajaban, generando así los ingresos que mantenían los privilegios de la corona. Éstas inconsistencias fomentaron una conflictividad social que toco su punto más álgido en 1789 y que dio lugar a lo que conocemos como Revolución Francesa.


Autor: Lic. Adrian Arevalo
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