Existe un desconocimiento generalizado por buena parte de los analistas internacionales sobre la humilde experiencia histórica que la Isla de Mauricio puede ofrecerle al mundo. Sin lugar a dudas, esta pequeña nación insular africana de tan solo 1.300.000 habitantes tiene mucho para contar y enseñar. Hoy en día, los libros de textos se detienen, minuciosamente, a analizar los modelos de desarrollo europeos y, en menor medida, los asiáticos. Parece que la República de Mauricio no presenta el necesario atractivo, ni ha hecho los méritos suficientes a la hora de ser incluida en la agenda de análisis de aquellos intelectuales que pregonan por un mundo mejor, nada más alejado de la realidad.
El producto bruto interno (PBI) de Mauricio ha estado creciendo en promedio un 5% durante los últimos 30 años. De seguro, muchos se preguntarán cuales son los recursos naturales en el que asientan la actividad económica, y que, en definitiva, permiten el logro de semejante hazaña. Lamentablemente, los mauricianos no cuentan con el abundante petróleo de Venezuela, la gigantesca reservas de gas natural de Rusia o las cuantiosas cantidades de litio de Bolivia. De hecho, los recursos en la isla son escasos y se concentran principalmente en la explotación de la caña de azúcar y la pesca.
De todas maneras, lo cierto es que la pequeña nación ha pasado del monocultivo de azúcar a un economía fuertemente diversificada que incluye: el sector turístico, el textil, el químico, las finanzas y, si los planes actuales tienen éxito, la alta tecnología. Si desglosamos el PBI observamos que la agricultura solo aporta el 4,5%, mientras que la industria participa del 23,5 % y el comercio y los servicios del 72% de la actividad.
La Isla Mauricio comprendió con vital exactitud que, sin recursos naturales, sus ciudadanos eran su principal activo. Es por ello que el país otorga no solo educación Estatal hasta el nivel universitario, sino que también extendió un amplio sistema de salud pública que cubre la mayoría de las necesidades del tejido social.
Ahora bien, podría dilucidarse que, con semejantes prestaciones de servicios públicos, la nación va rumbo a un debacle fiscal. Por lo menos, este es el escenario que se comienza a evidenciar en los países ricos de Europa, cuyo estado de finanzas cada día está en peores condiciones y, en consecuencia, presiona sobre las poblaciones para que sean éstos quienes asuman los gastos en educación y en salud. Sin embargo, si nos detenemos a analizar las cuentas de la isla llegaremos a la conclusión de que la nación procura mantener el equilibrio fiscal. Según los datos relevados en 2012 por el Banco Mundial, los ingresos del Estado representaron 2.421 millones de dólares, mientras que los gastos totales fueron de 2.919 millones. Lejos de la ruina presupuestaria, en las últimas décadas, la Isla de Mauricio se detuvo a construir una pujante actividad productiva, una sólida cultura democrática y una cohesiva red de seguridad social. Países como Francia, España, Italia e incluso los Estados Unidos, podrían detenerse a aprender algo de esta experiencia. Lamentablemente, el rumbo lo intenta allanar la Isla de Mauricio y no alguna otra potencia central, parece ser que ese es el mayor de sus pecados.
Pero, continuemos verificando algunos datos más. Mauricio es una nación joven, en 1968 logra la independencia del Reino Unido. Por aquel entonces, los habitantes de la isla contaban con un ingreso per cápita de menos de 400 dólares. Actualmente, si medimos el PBI per cápita a valores de paridad del poder adquisitivo (PPA) esa cifra llega, según el FMI, a unos 22.909 dólares. Por encima de otras economías en vías de desarrollo, como por ejemplo Argentina, cuyo PBI per cápita (PPA) es de 21.528 dólares.
Sin ir más lejos, si continuamos contrastando datos con uno de los tres gigantes latinoamericanos (los otros dos son Brasil y México), la economía argentina sale bastante desfavorecida. Veamos. La tasa de desempleo en Mauricio es de 8%, en Argentina 9,6%. La inflación registrada en Mauricio es de 6% (moderada), en la Argentina se espera que no baje del 40% (alta). La deuda pública en relación al PBI alcanza en Mauricio el 60,1%, en Argentina ronda el 87%. El salario medio neto en Mauricio es de 19,700 rupias (573 dólares), en Argentina 26.000 pesos (704 dólares). Asimismo, un dólar estadounidense equivale a 34,45 rupias mauricianas, mientras que en Argentina representa 36,90 pesos. La población bajo la línea de pobreza en Mauricio es del 8%, en la Argentina 32,2%. En definitiva, podríamos seguir cruzando variables, pero los datos hablan por sí solos, y éstos se inclinan en mayor medida a favor del "humilde" país africano. Claramente, en el horizonte de ambas naciones, la coherente previsibilidad de los valores macroeconómicos de Mauricio lo coloca en una posición infinitamente más favorable que las desordenadas cuentas que rigen en territorio Argentino.
Ahora bien, ¿qué elementos potencian el constante desarrollo socioeconómico de la isla?.
Como hemos visto, el punto de partida no fue el soñado, sin embargo, Mauricio se las arregló para fomentar un contexto favorable que lo posiciona como un país de ingresos medios. Desde un primer momento se apostó por liberar los sectores claves de la economía, se persiguió el objetivo de incentivar la inversión extranjera directa como punta de lanza a la hora de crear empleos, aumentar la productividad y empujar el alza salarial. Según el ranking Doing Businness (que asigna la facilidad para hacer negocios), el país ocupa el puesto 25 entre las 190 economías a nivel mundial. De acuerdo con el Índice de Libertad Económica, Mauricio se posiciona en el lugar 21, pero, si nos remitimos al apartado que indica la libertad de inversión, esa nota es aún más alta. Asimismo, en el Índice de Competitividad Global, la nación se halla en el escalafón número 49.
Se escogió un camino favorable a la inversión, el impuestos sobre los beneficios de las sociedades y las rentas personales son del 15%, la Eurozona promedia un 22%. Además, están exentas de impuestos las herencias y las ganancias de capital. El impuesto al valor agregado (IVA) representa un 15%, si seguimos con las comparaciones, éste gravamen supera el 20% en el viejo continente. En líneas generales, el Estado se preocupa por motivar y acelerar la actividad económica sin desligarse de sus responsabilidades fundamentales (seguridad, justicia, educación y salud). Siempre buscando ordenar de manera virtuosa la cooperación entre trabajadores, patronales y gobierno.
Se escogió un camino favorable a la inversión, el impuestos sobre los beneficios de las sociedades y las rentas personales son del 15%, la Eurozona promedia un 22%. Además, están exentas de impuestos las herencias y las ganancias de capital. El impuesto al valor agregado (IVA) representa un 15%, si seguimos con las comparaciones, éste gravamen supera el 20% en el viejo continente. En líneas generales, el Estado se preocupa por motivar y acelerar la actividad económica sin desligarse de sus responsabilidades fundamentales (seguridad, justicia, educación y salud). Siempre buscando ordenar de manera virtuosa la cooperación entre trabajadores, patronales y gobierno.
Aun así, no debemos dejar pasar la importancia de las instituciones en todo el entramado socioeconómico. Luego de alcanzar la independencia, Mauricio organizó democráticamente la distribución de poder en la sociedad, es más, dicha tradición democrática nunca fue obstaculizada por golpes de Estado.
Actualmente, su forma de gobierno presenta las características clásicas de una República Parlamentaria. Cuenta con un Jefe de Estado que recae sobre la figura del Presidente, al mismo tiempo que posee un Primer Ministro y un Consejo de Ministros que oficializan y encabezan el gobierno. De todas formas, la institucionalidad de la isla procura resguardar los derechos civiles de los diversos grupos étnicos, así como también preservar la seguridad jurídica y el Estado de Derecho de todos los ciudadanos.
En síntesis, la Isla de Mauricio está lejos de ser un paraíso terrenal o una utopía social, todavía restan por resolver varios desafíos. De cualquier modo, su clase dirigente dejó de lado la demagogia y el derroche, no se prometieron soluciones mágicas que pongan en peligro la sustentabilidad del modelo. Se definió un rumbo, y se confeccionaron pilares políticos, sociales y económicos que son respetados por toda la oferta partidaria. En 1961 el premio Nobel de economía James Meade supo escribir: "Será un gran logro si encuentra empleos productivos para su población sin una grave reducción del nivel de vida existente...Las perspectivas para un desarrollo pacífico son escasas". Parece que desde hace tiempo se viene subestimando las capacidades de esta pequeña gran nación. Pero, contra todo pronóstico, la República de Mauricio supo ponerse de pie y llevar con orgullo lo adquirido hasta el momento. No es casualidad que la economía local sea catalogada como una de las más sólidas, eficientes y desarrolladas de África.
Autor: Lic. Adrián Arevalo
Mail Contacto: adrianarevalo333@gmail.com
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