Las 5 economías que más crecerán en 2018

Luego de algunos años difíciles, la economía global empezó a repuntar y, aunque la creación de riqueza ha sido moderada, son las naciones en vías de desarrollo las que están empujando el crecimiento sostenido. En los 80 y 90 los países altamente industrializados lideraban este ámbito, hoy esa lógica se ha invertido, siendo los mercados emergentes las nuevas vedettes internacionales, más específicamente aquellas que configuran su sistema productivo en la exportación de materias primas y el sector servicios.

Antes de presentar a las naciones que más escalarán en el 2018, es importante comprender que decimos cuando hablamos de crecimiento económico.

Para la economía, el crecimiento es el incremento de la cantidad de bienes y servicios producidos por una nación en un determinado periodo de tiempo. Habitualmente se utiliza el Producto Bruto Interno (PBI) real (es decir, ajustado por inflación) como medida en la cantidad de bienes producidos en la economía. 
Pero, ¿qué es el PBI?. Lo podríamos definir como el valor de mercado de todos los servicios y bienes finales producidos por la ordenada conjunción del trabajo y el capital. O dicho de otra manera, el PBI es la cifra que expresa y resume el valor monetario de toda la actividad económica gestada por una nación. Por lo tanto, estamos en condiciones de afirmar que el crecimiento económico es el ascenso porcentual de este indicador. 

Entonces, ¿qué países cerraran este año con un mayor crecimiento de su PBI?.

Según las estimaciones del Banco Mundial, las naciones africanas salieron fuertemente beneficiadas. La lista está encabezada por Ghana (8,3%), la siguen Etiopía (8,2%), India (7,3%), Costa de Marfil (7,2%) y Yibuti (7%). Sorprende el hecho de no ver a China. El gigante asiático se posicionó durante varios períodos en lo más alto del ránking. Sin embargo, el crecimiento proyectado (6,5%) parece no ser suficiente para alcanzar a su vecino del sur y a sus homólogos africanos. Las metas de un solo dígito paradójicamente suenan decepcionantes, en China esos valores antiguamente oscilaron entre el 10 y el 14%.

De cualquier modo, ¿qué circunstancias explican el acelerado crecimiento de estos países?.

Los factores que alientan el fenómeno varían dependiendo la nación a analizar. Aun así, existen elementos comunes, entre ellos se destacan: la inversión extranjera, el consumo público - privado y la estabilidad institucional.
Debemos tener presente algunas cuestiones importantes, si comparamos estas naciones con las economías centrales, observamos un atraso significativo respecto del desarrollo de sus fuerzas productivas y el bienestar social general. En consecuencia, el aumento en alguna variable económica tiene un impacto directo y sustancial sobre la totalidad de la actividad.

Tomemos como ejemplo a Ghana, la protagonista de la lista. Tras lograr la independencia del Reino Unido en 1957 y luego de sucesivos golpes de Estado, el país finalmente estableció un régimen democrático de tipo presidencialista en 1992. Una vez concretado el nuevo escenario político, se diagramó un sistema productivo cuya riqueza devenía de la explotación del oro y el cacao, y más recientemente del petróleo y el gas natural. Este modelo orquestó entre los años 2011 - 2015, según los datos relevados por el FMI, un crecimiento promedio del  PBI real de un 7%. Pero a partir del 2013, su economía comenzó a desacelerarse, producto de los desequilibrios macroeconómicos: elevado déficit público (5,37%), ascenso inflacionario (11,67%) y fuerte devaluación de la moneda (cedí ghanés).
No obstante, el actual presidente Nana Akufo-Addo, electo en 2016, comenzó a diseñar una serie de reformas cuyos objetivos pretendían situar a Ghana sobre la sostenida senda de desarrollo. De esta manera, el paquete de medidas apuntaló a incentivar el aumento de la productividad del sector privado. Para ello, se procuró estabilizar la moneda local, recomponer el sistema de precios, reducir cargas impositivas, equilibrar las tasas de interés, modernizar el sistema agrícola y definir la política industrial. Como es sabido, las políticas económicas correctas, gestan resultados virtuosos y exitosos. El 8,3% de crecimiento para este año, no hace más que reafirmar la apuesta de Ghana en construir su desarrollo en base al coordinado trabajo del sector público con el sector privado. 

Hay un elemento importante que debemos resaltar. En economía se trabaja con el concepto de "convergencia", este término hace referencia a la disminución en la diferencias económicas. Todos estamos de acuerdo que todavía persiste una enorme brecha entre los países más desarrollados y los que se encuentran en vías de desarrollo. Pero, para nuestra sorpresa, si analizamos esas diferencias en el tiempo, y tomamos al PBI como nuestro principal indicador, observamos una marcada reducción de ese margen. Quien hubiera pensado que Singapur, Corea del Sur, Japón, Nueva Zelanda, Australia, Canadá, Irlanda, Suecia, Noruega, etc; cuyas economías a principio del siglo XIX se encontraban en una clara desventaja respecto de los países centrales, hoy en varias áreas expongan un índice de desarrollo humano (IDH) por encima de las históricas potencias económicas. 

Ahora bien, ¿porqué se hace tanto hincapié en el crecimiento del PBI?.
La respuesta es sencilla, solo con el aumento de la actividad se logra mejorar las condiciones de bienestar para la comunidad, al mismo tiempo que se erradica a los sectores marginales de la pobreza. Nadie en su sano juicio espera que una caída del producto bruto beneficie sustancialmente al tejido social. Además, los gobiernos locales no solo deben preocuparse por el incremento de este indicador, sino que también son responsables de su sustentabilidad en el tiempo. En definitiva, de nada sirve orquestar un modelo que a futuro opere con diferentes déficits presupuestarios en las diversas partidas gubernamentales. Tarde o temprano las mismas inconsistencias tenderán a desquebrajar y derrumbar los cimientos del sistema económico, generando así una crisis general que golpea al conjunto de la sociedad.  


Autor: Lic. Adrian Arevalo
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