Situada dentro del desierto de Arabia y bañada por las aguas del Golfo Pérsico, Dubái es uno de los siete emiratos que conforman desde 1971 los Emiratos Árabes Unidos. Su sistema político se define como una monarquía teocrática islámica, y responde a las decisiones tomadas por el Emir Mohamed bin Rashid Al Maktum. Si bien es cierto que se restringen ciertas libertades civiles, es importante remarcar que, comparando con la mayoría de sus vecinos, Dubái se presenta como uno de las zonas más aperturistas.
Aún así, éste emirato es uno de los mejor lugar para los expatriados, por delante de otras famosas ciudades como New York, París o Londres. Según el estudio realizado por la prestigiosa escuela de negocios y centro de investigaciones europeo INSEAD, Dubái se encuentra en dicha posición gracias a su dinamismo económico, accesibilidad y eficiencia en los servicios públicos, calidad y coste de vida, competitividad de los salarios y por último, atractivo general de la ciudad. Lo que resulta algo increíble si tenemos en cuenta que hace tan solo 60 años éste pequeño territorio vivía de la extracción de perlas y del tránsito comercial.
Ahora bien, ¿cómo lograron transformar la realidad socio-económica?.
Hoy en día Dubái se ha convertido en una próspera metrópolis donde proliferan los rascacielos, los negocios y los lujosos hoteles. Pero, analizado desde una perspectiva histórica, ésta realidad dista mucho de la vivida en los años 40, marcados por los efectos de la II Guerra Mundial. Fueron etapas de dura escasez, apenas se conseguía suministrar alimentos para los 20.000 residentes.
A diferencia de épocas anteriores, los 60 marcaron el despertar del emirato con el descubrimiento de los primeros yacimientos petrolíferos. Sin embargo, fue durante la década del 70 donde se comienza a experimentar el crecimiento sostenido. El elevado precio del barril le permitió al Emir Sheih Saeed Al Maktoum diagramar la ciudad que hoy conocemos. Para aquel entonces la población se había multiplicado por 10 y los ingresos del oro negro financiaron los primeros proyectos de una infraestructura que apuntaba desde el inicio a fomentar el intercambio comercial. Dubái, a diferencia de otros Estados y consciente del carácter finito de sus recursos, comenzó a planificar los cambios estructurales para dinamizar su economía en la época de bonanza; no se detuvieron a derrochar sus ahorros, sino a capitalizarlos.
Gracias a los esfuerzos del gobierno, actualmente la economía de Dubái solamente depende un 20% del oro negro. Como hemos visto, se puso en marcha un programa de reducción y liberalización para disminuir la tentadora dependencia de basar la economía en la extracción de un solo recurso. Luego de mucho trabajo, se logró concretar un modelo basado en el conocimiento, la tecnología y la mano de obra calificada. Para ello, fue fundamental la apuesta por atraer capital internacional y profesionales extranjeros que impulsen la productividad en los distintos sectores. Los resultados están a la vista, el petróleo solo aporta un poco más de 1 dólar por cada 100 que genera toda la actividad económica.
Es importante tener en cuenta que todas las transformaciones fueron posibles mediante una política deliberadamente aperturista, siendo el comercio la pieza fundamental que sostiene todo el engranaje económico. No debemos dejar pasar lo trascendental del sistema fiscal a la hora de para mantener en movimiento toda la actividad. No hay impuestos a los hidrocarburos, tampoco se grava la renta y activos de las personas físicas y empresas locales o extranjeras. En cambio, existen otros tipos de impuestos indirectos como: el impuesto municipal, que se aplica a todas las sociedades en el momento de emisión o renovación de la licencia comercial.
Existe una particularidad que rige en Dubái y que aportó a su sano desarrollo. Desde hace tiempo, se aplicó una política que permite la implementación de "zonas francas". En éstas se instalan una suerte de regímenes normativos e institucionales especiales, distintos a los que rigen en el resto del distrito. Éstas zonas, no solo cuentan con beneficios fiscales, sino que también poseen sus propias leyes enfocadas a incentivar la actividad privada. Gracias a ello, el empresariado puede escapar de la rigidez de otros sistemas legales. El modelo dio como resultado la creación del Centro Financiero Internacional de Dubái (uno de los más importantes del mundo) que actúa como si se tratara de un micro-Estado. Resalta el hecho de que cuenta con un sistema judicial propio (de tradición anglosajona y presidido por un juez británico), la lengua oficial es el inglés y se reemplazó a la moneda local por el dólar. Todas estas cuestiones ayudaron a transformar el emirato en una pujante potencia turística, logística y manufacturera, con una producción industrial que supera los $50.000 millones de dólares cada año.
De todas maneras, ¿cómo impacto la crisis internacional del petróleo?.
Gracias a la estabilidad política, en contraste con el resto de la región, los Emiratos Árabes Unidos han mostrado cierta resistencia ante la baja de los precios del petróleo. De todas formas, dicho contexto ha obligado a los Estados del Golfo a buscar otros medios alternativos de ingresos. Por ello, a partir del 1 de enero, en los 7 gobiernos federales que componen la nación se comenzó a aplicar un 5% de IVA (impuesto al valor agregado) a ciertos bienes y servicios. Aunque la tasa es baja, los comerciantes temen que se afecte al consumo interno. La progresiva caída de los precios del crudo, que se dieron a partir del 2014, obligaron a éstas "petromonarquías" a replantear sus fuentes de financiamiento. El IVA es parte del plan para continuar reduciendo la dependencia de los hidrocarburos y asegurarse necesarias entradas adicionales dentro del abultado presupuesto.
Este tipo de impuesto se aplica sobre el consumidor final, por lo tanto, si no se aumenta los sueldos, y al menos el Ministro de Asuntos Económicos ha afirmado que no van a variar, indiscutiblemente se perderá poder adquisitivo. Sin embargo, las autoridades confían que el impacto será mínimo en el bolsillo, debido a que la tasa de 5% es un porcentaje realmente bajo (si la comparamos con la de la Unión Europea, este gravamen supera en promedio el 20%) y además se ha excluido el impuesto hacia los servicios de salud, educación, transporte y alquiler de viviendas.
En definitiva, la apuesta por el libre comercio, la inversión y los impuestos bajos, sumado a su política enfocada a reforzar la seguridad jurídica, ha conducido a un éxito superlativo. Si hay algo que nos demuestra Dubái, es que el desarrollo se fundamenta en la actividad económica y en las relaciones comerciales. No hacen gala del proteccionismo y de la política indiscriminada de subsidios. Mientras que en la mayoría de los países petroleros la baja en el precio del petróleo significó todo un dolor de cabeza, en el emirato apenas se sintieron sus efectos.
Autor: Lic. Adrián Arevalo
Mail Contacto: adrianarevalo333@gmail.com
Ahora bien, ¿cómo lograron transformar la realidad socio-económica?.
Hoy en día Dubái se ha convertido en una próspera metrópolis donde proliferan los rascacielos, los negocios y los lujosos hoteles. Pero, analizado desde una perspectiva histórica, ésta realidad dista mucho de la vivida en los años 40, marcados por los efectos de la II Guerra Mundial. Fueron etapas de dura escasez, apenas se conseguía suministrar alimentos para los 20.000 residentes.
A diferencia de épocas anteriores, los 60 marcaron el despertar del emirato con el descubrimiento de los primeros yacimientos petrolíferos. Sin embargo, fue durante la década del 70 donde se comienza a experimentar el crecimiento sostenido. El elevado precio del barril le permitió al Emir Sheih Saeed Al Maktoum diagramar la ciudad que hoy conocemos. Para aquel entonces la población se había multiplicado por 10 y los ingresos del oro negro financiaron los primeros proyectos de una infraestructura que apuntaba desde el inicio a fomentar el intercambio comercial. Dubái, a diferencia de otros Estados y consciente del carácter finito de sus recursos, comenzó a planificar los cambios estructurales para dinamizar su economía en la época de bonanza; no se detuvieron a derrochar sus ahorros, sino a capitalizarlos.
Gracias a los esfuerzos del gobierno, actualmente la economía de Dubái solamente depende un 20% del oro negro. Como hemos visto, se puso en marcha un programa de reducción y liberalización para disminuir la tentadora dependencia de basar la economía en la extracción de un solo recurso. Luego de mucho trabajo, se logró concretar un modelo basado en el conocimiento, la tecnología y la mano de obra calificada. Para ello, fue fundamental la apuesta por atraer capital internacional y profesionales extranjeros que impulsen la productividad en los distintos sectores. Los resultados están a la vista, el petróleo solo aporta un poco más de 1 dólar por cada 100 que genera toda la actividad económica.
Es importante tener en cuenta que todas las transformaciones fueron posibles mediante una política deliberadamente aperturista, siendo el comercio la pieza fundamental que sostiene todo el engranaje económico. No debemos dejar pasar lo trascendental del sistema fiscal a la hora de para mantener en movimiento toda la actividad. No hay impuestos a los hidrocarburos, tampoco se grava la renta y activos de las personas físicas y empresas locales o extranjeras. En cambio, existen otros tipos de impuestos indirectos como: el impuesto municipal, que se aplica a todas las sociedades en el momento de emisión o renovación de la licencia comercial.
Existe una particularidad que rige en Dubái y que aportó a su sano desarrollo. Desde hace tiempo, se aplicó una política que permite la implementación de "zonas francas". En éstas se instalan una suerte de regímenes normativos e institucionales especiales, distintos a los que rigen en el resto del distrito. Éstas zonas, no solo cuentan con beneficios fiscales, sino que también poseen sus propias leyes enfocadas a incentivar la actividad privada. Gracias a ello, el empresariado puede escapar de la rigidez de otros sistemas legales. El modelo dio como resultado la creación del Centro Financiero Internacional de Dubái (uno de los más importantes del mundo) que actúa como si se tratara de un micro-Estado. Resalta el hecho de que cuenta con un sistema judicial propio (de tradición anglosajona y presidido por un juez británico), la lengua oficial es el inglés y se reemplazó a la moneda local por el dólar. Todas estas cuestiones ayudaron a transformar el emirato en una pujante potencia turística, logística y manufacturera, con una producción industrial que supera los $50.000 millones de dólares cada año.
De todas maneras, ¿cómo impacto la crisis internacional del petróleo?.
Gracias a la estabilidad política, en contraste con el resto de la región, los Emiratos Árabes Unidos han mostrado cierta resistencia ante la baja de los precios del petróleo. De todas formas, dicho contexto ha obligado a los Estados del Golfo a buscar otros medios alternativos de ingresos. Por ello, a partir del 1 de enero, en los 7 gobiernos federales que componen la nación se comenzó a aplicar un 5% de IVA (impuesto al valor agregado) a ciertos bienes y servicios. Aunque la tasa es baja, los comerciantes temen que se afecte al consumo interno. La progresiva caída de los precios del crudo, que se dieron a partir del 2014, obligaron a éstas "petromonarquías" a replantear sus fuentes de financiamiento. El IVA es parte del plan para continuar reduciendo la dependencia de los hidrocarburos y asegurarse necesarias entradas adicionales dentro del abultado presupuesto.
Este tipo de impuesto se aplica sobre el consumidor final, por lo tanto, si no se aumenta los sueldos, y al menos el Ministro de Asuntos Económicos ha afirmado que no van a variar, indiscutiblemente se perderá poder adquisitivo. Sin embargo, las autoridades confían que el impacto será mínimo en el bolsillo, debido a que la tasa de 5% es un porcentaje realmente bajo (si la comparamos con la de la Unión Europea, este gravamen supera en promedio el 20%) y además se ha excluido el impuesto hacia los servicios de salud, educación, transporte y alquiler de viviendas.
En definitiva, la apuesta por el libre comercio, la inversión y los impuestos bajos, sumado a su política enfocada a reforzar la seguridad jurídica, ha conducido a un éxito superlativo. Si hay algo que nos demuestra Dubái, es que el desarrollo se fundamenta en la actividad económica y en las relaciones comerciales. No hacen gala del proteccionismo y de la política indiscriminada de subsidios. Mientras que en la mayoría de los países petroleros la baja en el precio del petróleo significó todo un dolor de cabeza, en el emirato apenas se sintieron sus efectos.
Autor: Lic. Adrián Arevalo
Mail Contacto: adrianarevalo333@gmail.com
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