Canadá es el segundo país en extensión de superficie, compuesta por diez provincias y tres territorios, la nación se presenta como una de las vedettes internacionales en lo que a bienestar social respecta. Justin Trudeau, actual Primer Ministro y máximo referente del Partido Liberal, logró seducir a la población con un discurso pro-mercado en lo económico y progresista en lo social. Siendo una de las diez economías más importantes del mundo, presenta uno de los mayores índices de libertad económica que dotaron a sus habitantes de un muy buen nivel de vida. Pero más allá de su desarrollado y sólido sistema productivo, se destacan ciertos elementos que diseñan el modelo y empujan significativamente la prosperidad. De esta manera, la educación y el multiculturalismo se presentan como dos factores esenciales que le dan forma a la sociedad canadiense, otorgando un imprescindible valor agregado al resto de las actividades.
¿Cómo funciona la educación en Canadá?.
El sistema educativo canadiense es sin lugar a dudas uno de los más avanzados, presenta características únicas que lograron conformar un modelo de excelencia. Ofrece un trayecto académico altamente personalizado y ligado a los intereses particulares de los alumnos. Las escuelas sobresalen por su trato equitativo e inclusivo, fomentando el conocimiento para readaptarlo a las capacidades y motivaciones de cada estudiante.
Canadá invierte algo menos de la media de la OCDE en ésta área (per cápita), aproximadamente un 5,2% del producto bruto interno (PBI) . Pero los buenos resultados no solo son frutos de la asignación de recursos por parte del Estado, la organización y planificación integral presenta un impacto positivo en toda la estructura educativa. La asignación de presupuesto se encuentra segmentada de manera eficiente, cada consejo escolar recibe del los Ministerios de Educación provinciales determinadas cantidades de dinero dependiendo del número de estudiantes, escuelas y condiciones especiales de los alumnos. Es el consejo el que decide como administra los recursos atendiendo a los propios criterios y necesidades de cada centro.
No existe un sistema centralizado que dependa de las directrices nacionales, son las provincias las que manejan sus propios fondos. Por lo tanto, cuentan con un plan de estudios que refleja determinadas características culturales del micro-clima social y condiciones particulares de graduación. Cabe resaltar como las provincia tiene la potestad de manejar libremente su propio sistema impositivo y gracias a ello pueden planificar de manera más adecuada la integridad de sus gastos.
Ahora bien, aunque existen colegios privados, más del 95% de los canadienses eligen la educación pública para sus hijos, ya que, los buenos resultados son independientes del estatus socio-económico. Los centros secundarios intentan enfocarse en el ámbito laboral, para ello, brindan distintas materias obligatorias y optativas que se dedican a la formación específica en determinadas áreas demandadas por el mercado. También, cuentan con cursos especializados que preparan los requisitos de ingreso hacia las casas superiores de estudio, y con clases de apoyo en diversas materias, todo respaldado por docentes preparados e instruidos en distintos métodos pedagógicos. Al completar la enseñanza media los adolescentes pueden elegir continuar estudiando en universidades, academias superiores o institutos profesionales.
Además, uno de los factores esenciales del éxito reside en la distribución de las asignaturas que se ofrecen, teniendo un amplia oferta extracurricular, presentadas por niveles de dificultad en vez de estar atadas a la rigidez de los cursos.
Al mismo tiempo, le otorgan un trascendental valor a la educación social y emocional, buscando formar niños solidarios y socialmente comprometidos se implementan diversos programas orientados en la prevención de agresiones y acoso escolar. A su vez, la participación de los profesores en el diseño del régimen educativo es fundamental, pudiendo formar parte de agendas de reformas tanto adentro como afuera de los cursos.
Todas éstas cualidades hicieron de Canadá una de las naciones más destacadas según el informe PISA (Informe de Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes), más en aquellas áreas relacionadas con la lecto-comprensión y las ciencias duras.
¿Porqué la diversidad cultural es buena para Canadá?.
Caracterizado por el alto nivel de cohesión social y corrección de desigualdades, Canadá es todo un referente mundial en su voluntad de erigirse y conformarse intergeneracionalmente como una sociedad abierta y multicultural . Bajo esta línea, Justin Trudeau en 2016 decidió lanzar un programa avanzado de recepción a refugiados sirios, además de incorporar nuevos compromisos para profundizar políticas en materia de derechos sociales, protección de minorías y lucha contra la discriminación.
Todas éstas cualidades hicieron de Canadá una de las naciones más destacadas según el informe PISA (Informe de Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes), más en aquellas áreas relacionadas con la lecto-comprensión y las ciencias duras.
¿Porqué la diversidad cultural es buena para Canadá?.
Caracterizado por el alto nivel de cohesión social y corrección de desigualdades, Canadá es todo un referente mundial en su voluntad de erigirse y conformarse intergeneracionalmente como una sociedad abierta y multicultural . Bajo esta línea, Justin Trudeau en 2016 decidió lanzar un programa avanzado de recepción a refugiados sirios, además de incorporar nuevos compromisos para profundizar políticas en materia de derechos sociales, protección de minorías y lucha contra la discriminación.
Desde 1971 se adoptó al milticulturalismo como política de Estado, basándose en la histórica integración entre culturas traídas por los inmigrantes que conformaron el país. Mientras en la actualidad los discursos anti-inmigratorios y xenófobos proliferan en Estados Unidos y Europa, el estilo canadiense se presenta como una alternativa viable y diferente.
Una de las razones por la que la nación es más receptiva a la integración e interacción pacífica entre las diferentes culturas se debe a que nunca ha sido culturalmente homogénea. No estuvo ocupada por una única potencia colonial, su identidad fue construida a partir de las influencias británicas y francesas que marcaron y definieron la arquitectura del nuevo Estado.
Aproximadamente el 30% de la población total son extranjeros, cifra bastante alta si lo compramos con el resto de naciones de la OCDE. En gran parte, dicha realidad se debe a que los trámites para obtener la ciudadanía son simples y pueden tardar entre 5 meses y un par de años. Solo basta con ser mayor de edad (18 años), haber vivido 1.095 días en el territorio, hablar inglés o francés, conocer la historia de la nación, los derechos y deberes ciudadanos y no contar con algún tipo de antecedente criminal.
Y a tal punto llega el grado de responsabilidad y compromiso del nuevo gobierno con toda esta causa descrita que se nombró a un ciudadano de origen somalí, Hamed Hussen (llegó en condición de refugiado en 1993 cuando tenia 16 años) como ministro de Inmigración, Refugiados y Ciudadanía.
Los resultados son tan positivos que ocho de cada diez canadienses consideran que el proceso de fomento e integración cultural son beneficiosos para la economía. En definitiva, a diferencia de su vecino del sur que busca la asimilación y reconversión a los estándares estadounidenses. O en la mismísima Europa, donde se acepta determinado tipo de inmigración para luego aislarla y separarla del resto de la comunidad. En Canadá se alienta la diversidad, ya que no es vista como una amenaza sino como una fuente valiosa de oportunidades donde todas las partes ganan.
Autor: Lic. Adrián Arevalo
Mail Contacto: adrianarevalo333@gmail.com
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